Anda la osa... ayer destruí al Derecho y lo reconstruí, todo esto en... 45 segundos. Todo partió anoche, mientras caminaba hacia la universidad. Llegué a la intersección de Huérfanos con Cumming, crucé y, 1 ó 2 cuadras después, me topé con un auto que tuvo que parar ante un lomo de toro y un disco, con lo cual pude pasar. En ese momento, me puse a pensar qué demonios impidió al conductor seguir de largo y usarme como trapero contra la calle, atropellándome. Mi respuesta fue: "claro, si al tipo le enseñaron a detenerse en la escuela de conductores ante tal y tal señalética... además de que yo no me iba a quedar callado y lo iba a demandar hasta sacarle el último cochino peso". Y fíjense que me puse a pensar (y no en la indemnización), hasta darme cuenta que el temor del chofer no era a no cumplir la norma, ni al aparato represivo del estado (iba a hacer un chiste barato sobre esto, pero lo dejo para después), sino que descubrí, como si nunca se me hubiese ocurrido, que el temo