Un breve apunte sobre la segunda estrofa del poema del Jabberwocky



Estrofa original 
Beware the Jabberwocky, my son! 
The jaws that bite, the claws that catch! 
Beware the Jubjub bird, and shun 
The frumious Bandersnatch! 

Traducción personal

¡Cuídate del Jabberwocky, hijo mío!
fauces que muerden, garras que atrapan
Cuídate del pájaro Jubjub, y arranca
del humeantifurioso Bandersnatch!


- Lewis Carroll. Jabberwocky. En A través del Espejo y lo que Alicia encontró allí, segunda estrofa

El Jubjub y el Bandersnatch parecen representar variedades de Snarks que Carroll desaprobaba especialmente. El primer nombre aludiría a las mujeres frívolas y parlanchinas [la palabra Jubjub es fonéticamente semejante a hubhub (bullicio, alboroto)], y el segundo a las rapaces, es decir, a las que sobre todo están interesadas en la fortuna de un hombre o en alcanzar una posición social a través de un buen matrimonio [esta otra palabra inventada por Carroll reúne band (banda), bandit (bandido) y snatch (agarrar, secuestrar)] . Ambos estereotipos solían frecuentar los balnearios en busca de un marido razonablemente rico. Esta interprtación está avalada por una carta que Carroll dirigió a la madre de Gertrude Chataway solicitándole permiso para dedicar 'El Snark' a su hija. Carrol había conocido a Gertrude, que entonces tenía ocho años, durante el verano de 1875 en Sandown, un balneario de la isla de Wight. Haciendo referencia al lugar donde transcurría El Snark, Carroll escribió en esa carta lo siguiente: “El escenario se sitúa en una isla frecuentada por el Jubjub y el Bandersnatch
Arturo Valledor de Lozoya, El Snark cazado, (ed. Bilingüe). Pág. 40.


   Personalmente, y en mi humilde opinión, no comparto la idea de algunos analistas de este poema en cuanto a revisar e intentar traducir y adaptar al castellano el nombre del Jabberwocky. La razón de esta manera de pensar tiene un fundamento bastante sencillo: si bien las palabras de uso corriente pueden ser traducidas, esta facilidad no debiese (y, de hecho, no se da siempre) ser extensiva a palabras en las que el concepto no tiene un equivalente exacto en la lengua en que el término aterrizará. Por ende, es comprensible que palabras y frases como beware y my son se traduzcan, pero el término Jabberwocky no sólo no tiene correspondencia en nuestro idioma, sino que además, ni siquiera tiene correspondencia en otros términos en la lengua inglesa, al punto que dicha expresión se transformó a su vez en un concepto para describir algo que no tenía denominación en dicho idioma. Por lo anterior, el razonamiento será claro: ¿qué legitimidad tenemos nosotros para traducir a otro idioma un término que no existe ni siquiera en el idioma de origen?. ¿alguien podría esperar con algún grado de seriedad esperar dejarnos castellanizados el cafuné, la conocida saudade o el extremadamente suscinto mamihlapinatapai que nos dejaron los Yaganes allá, en el último fin del mundo creyendo lograrlo con algún grado de éxito?.


   Carrol define en textos posteriores al Jabberwocky y a las otras criaturas nombradas en la estrofa -el pájaro Jubjub y el Bandersnatch- más que en términos conceptuales, en términos cualitativos: nos habla más de cómo se comportan y cuáles son sus virtudes y defectos que de cuál es su naturaleza física y características biológicas (si es que ambos conceptos pueden predicarse de criaturas como éstas). ¿Qué es lo que conocemos hasta hora de la advertencia en tono profético que es para Carroll la referencia a los tres mayores peligros del mundo de Alicia y, por ende, de su mundo interior?. Sin pretender en caso alguno agotar la búsqueda, creo que la advertencia es muchísimo más compleja que un simple disparate en el ya disparatado mundo en que se encuentra inserto.

   Someramente sabemos que el Jubjub es un pájaro, pero -como señalara con anterioridad- su naturaleza física nos sirve de muy poco para individualizarlo. Esta es la descripción del propio Carroll sobre esta ave:
En cuanto a temperamento, el Jubjub es un pájaro peligroso
puesto que vive en perpetua pasión
su gusto por el vestir es enteramente absurdo
va siglos por delante de la moda
pero reconoce a todo amigo al que haya encontrado antes
nunca parecerá sobornable
y en las reuniones de caridad se queda en la puerta
y recoge los donativos -aunque no los aporta-.

Lewis Carroll, La caza del Snark. Cap. V (La Lección del Castor):

   En base a la descripción anterior, veremos que el Jubjub es, ante todo, un ave de liderazgo, de esa excentricidad que tienen y pueden permitirse sólo aquellos que van siempre adelante de los demás. Pero además, y en base a lo que dice el autor de esta ave en sus cartas, es también un ave de astucia, al punto de que sabría ocultarla en su bullicio permanente, pero que no lleva consigo el peso de una mente profundamente pensante. Sin embargo, debemos ser muy enfáticos -atendido el listado de características que nos deja Carroll- en que lo realmente determinante, lo que define al Jubjub y lo separa de otras aves que hay en el mundo de Alicia es -antes que todo lo demás- su estado de perpetua pasión. Los flamencos son coloridos, podrían ser astutos y hasta pueden ser exéntricos, tanto como se pueda ser en ee mundo, pero viven para ser esclavos de otros. Es más: incluso aunque se sientan libres en su mente y sueñen con volar y estar lejos, y aunque usen como último recurso el del agónico Winston en 1984, que sabía que había un lugar donde nunca llegaría el Partido a devorarlo, éstas y todas las demás aves carecen de algo que, hasta ahora, no sospechábamos que tuviese tanta trascendencia en el mundo de Alicia: no están nunca en un estado de pasión, lo que hace que sea el Jubjub entonces el llamado a ser clasificado como un ave de cuidado (¿será eso lo que hace peligroso al pájaro Jubjub, su permanente estado de búsqueda, aunque sea en medio de un ensordecedor bullicio?).

   En cuanto al Bandersnatch, Carroll no lo describe con el detallismo del Jubjub, sino que lo presenta casi como se presenta a un extraño, es decir, desde una circunstancia en específico:
Y el banquero, movido por un coraje tan novedoso
que fue objeto de comentario general,
salió como un loco hasta perderse de vista
en su empeño por cazar al Snark.

Pero mientras lo buscaba con dedales y cuidado,
un Bandersnatch rápidamente se le acercó
y capturó al banquero, que de miedo chilló,
porque sabía que era inútil escapar.

Le ofreció un gran descuento, también le ofreció un cheque
(pagadero “al portador”) por valor de más de siete libras
pero el Bandersnatch solamente estiró el cuello
y agarró de nuevo al banquero”.

Lewis Carroll, La caza del Snark. Cap. VII (El Destino del Banquero)
Como se puede apreciar, lo único que sabemos del Bandersnatch son dos cosas: la primera es que puede estirar el cuello (lo cual en el fondo no nos está diciendo nada), y la segunda es que Carroll lo describe en la estrofa como “humeantifurioso” (frumious), es decir como una criatura que más que en perpetua pasión, está en permanente ebullición, en un matiz más agresivo que en el caso del Jubjub. El autor en este sentido es específico al presentárnoslo en que ni su contextura física ni sus estados mentales hacen de ésta una criatura peligrosa, sino más bien su búsqueda, que se concentra en naturaleza de fusión “banda-bandido-secuestrar”. El Bandersnatch, por otra parte, es más que una bestia salvaje o que una fiera amenazadora, sino que es más bien puede ser presentada desde dos perspectivas: desde lo detallista, como una criatura que busca “devorar” a otros; desde lo general, como la encarnación de la corrupción de la voluntad del ser que, pudiendo ser racional y usar sus características para “vivir y dejar vivir” (como, de hecho, hacen todas las criaturas en el mundo de Alicia), prefiere la búsqueda de su realización a través del parasitaje, de vivir a través de otro que, o bien no sabe que está siendo utilizado, o bien no puede hacer nada al respecto (convendría analizar a futuro en este punto la fuerte influencia que el Bandersnatch ejercerá posteriormente en la Bruja Blanca de C.S. Lewis, en el Saruman en J.R.R. Tolkien y en los Dementores en J.K. Rowling; figuras todas que, dentro de la literatura británica fantástica son criaturas cuyo pecado es haber elegido voluntariamente hacer daño a seres que no pueden competir con ellos mediante el parasitaje y la dominación).

Finalmente, el Jabberwocky es la única de las criaturas mencionadas en la estrofa cuyo nombre indica su naturaleza: esta criatura puede ser entendida como la encarnación de la confusión, pero más que eso, es la encarnación de la contundencia, del peso que la confusión y el estruendo inentendibles ejercen en quienes sufren sus efectos provocando profundos sentimientos de desolación en los que se internan en su misterio (esta contundencia y la consecuente desesperación que provoca el Jabberwocky me recuerda tal vez la enorme frustración que provoca en personajes como el Principito, Calvin y Hobbes, Mafalda y Charlie Brown y los otros niños de Peanuts el no poder entender el “blablablá” con que los adultos interrumpen sus vidas muy a menudo). El Jabberwocky en este sentido, es un peligro interno, pues viene de nuestra incapacidad para sobreponernos a aquello que nos genera confusión y, por tanto, frustración (a diferencia del Jubjub y del Bandersnatch, que son amenazas que vienen de fuera del individuo), lo que transforma además a esta criatura en la más peligrosa de las tres: aún tras un profundo estado de pasión, aún siendo consumidos lentamente por otros, podemos elegir sentirnos en paz, negar nuestras tribulaciones y estar aún en apariencia tranquilos, pero ¿quién puede conciliar el sueño o el equilibrio en un estado de profunda desesperación como la que augura el Jabberwocky a sus víctimas?; por ende, es también el único de estos tres peligros a los cuales podemos hacer frente, lo que explica que sea ésta la criatura a la que podemos enfrentar mediante la espada Vorpal (cuya principal característica, casualmente, es estar extraordinariamente afilada, como la astucia ulísea que deberíamos emplear para salir de la mayor de las confusiones, el Jabberwocky que cada uno lleva en su mundo interior).

   Entendidas así las cosas, revisar la estrofa del poema de Carroll se nos hace más sencillo, en cuanto podemos intentar ahora “traducir” el mensaje en términos menos crípticos:

Cuídate de tus más dolorosas confusiones, hijo mío!,
porque te morderán y te triturarán si no empleas tu astucia
Cuídate de caer en permanente pasión al punto de vivir inflamado y ciego, y aléjate

de los seres que buscarán por siempre parasitarte para hacerte suyos!.


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