Liberación y democracia populares (texto recomendado como anti-insomnio)
Tradicionalmente pensamos que vivimos en un sistema democrático, donde nuestras libertades y derechos son respetados y donde la tolerancia y la libertad son los fundamentos de una convivencia sin mayores problemas que los derivados del ejercicio de esas actividades, sin embargo, pienso que esa situación no es correcta, ni verdadera.
Me explico: en primer lugar, no considero que seamos libres. La libertad implica una sola cosa: la libertad de elección. En estos casos, eso implica libertad de elegir mis expectativas de vida, mi educación (formal e informal), mi condición laboral, mis horarios de entretenimiento... y un largo etc. En este caso, es evidente que esas condiciones no existen en ninguna parte (salvo situaciones puntuales, que no vienen al caso), por lo que las condiciones de libertad no se dan.
En segundo lugar, nuestros derechos no son respetados: creemos que la sola existencia de un ordenamiento jurídico amparado en la fuerza va a salvar a nuestros derechos de que nos pisoteen, como si no fuesen parte de nosotros mismos, ni fuese nuestra responsabilidad cuidarlos y defenderlos (y ojo, no necesitamos violencia para ello, simplemente voluntad). Además, la administración de justicia y las normas jurídicas carecen de un espíritu suficiente como para buscar problemas como la corrupción y el tráfico de influencias de forma tal que sea posible reestructurarlos y mejorarlos a favor de la sociedad.
En tercer lugar, la desigualdad económica (ya ni tanto con la desigualdad social) es avergonzante, pero aún posible de aumentar de no tomarse medidas a tiempo, medidas que atenten directamente contra la distribución de la riqueza y el crecimiento económico de capitales que sólo existen en chile para determinados casos, dejando beneficios proporcionalmente ridículos a sus realidades.
Y todo esto creo entender que se basa en dos aspectos: el primero es la estructura política, basada en una increíble cantidad de instituciones abiertamente hirientes al desarrollo social. Pongo el caso específico del Poder Legislativo para comenzar:
Nuestro parlamento fundamenta su fuerza en la representación popular, de lo cual se jacta, siendo que no representa al pueblo, sino que representa (y de forma abierta y descarada) a los intereses de ciertos grupos de individuos llamados "partidos políticos", incluyendo estructuras mayores denominadas "alianzas". Yo no entiendo: si los parlamentarios no requieren pertenecer a los grupos humanos que dicen representar, si se dedican más a analizar la situación de sus grupos políticos antes de la de sus representados, si disciplinan sus votos a lo que dispongan las estructuras políticas antes de que a lo que dispongan las organizaciones locales que los eligen, si -por último- salen elegidos "por descarte" o por fórmulas matemáticas en vez de serlo por el producto de la manifestación ciudadano, entonces ¿cuál es el grado de representación en que se basa su existencia?.
Por otro lado, la Estructura del Poder Judicial carece -como expuse- de nociones generales de represión de conductas que podemos percibir, como la corrupción y el tráfico de influencias, derivado del hecho de que su reestructuración en general depende de la evolución del ordenamiento jurídico (otorgado, a todo esto, por el Poder Legislativo, recién demostrado como carente de la capacidad de representación de los intereses del pueblo), cosa de por sí preocupante, toda vez que una correcta aplicación del Derecho trae consigo la afirmación de vivir en sistemas democráticos. La estructura independiente y privilegiada del Poder Judicial ha terminado por dejar a las feroces críticas a sistemas de elección popular de los jueces y de Reestructuración de la aplicación del sistema jurídico como meras hipótesis utópicas, lejanas de forma infinita de una buena acogida, como si la estructura actual fuese eficiente, ordenada y satisfactoria.
En fin: en este sentido, podríamos proseguir por bastante tiempo más, sin embargo mi intención no es hacer una crítica obvia a las estructuras sociales actuales (que cualquier persona con algo de interés también puede hacer). Lo esencial acá es preguntarse cuál es el papel que juegan acá las comunidades de base para lograr cambios estructurales que lleven a resultados concretos. En este sentido, es necesario recordar a dichas estructuras tienen a las comunidades como elementos básicos en la cadena del abuso del poder (por ahí tengo una hoja de word con ese tema: es una cadena de uso y abuso del poder igual a la cadena alimenticia: organizaciones de base en la escala más baja, estructuras que se superponen unas sobre otras hasta llegar a la cúspide del poder político, que tiende en su vértice un cable hacia la cúspide de la pirámide de la estructura económica para complementarse), lo que hace "simple" que los cambios profundos se provoquen, al condicionar la entrega de material de alimentación a los estratos superiores con el implemento de medidas concretas al respecto.
El problema fundamental hoy por hoy es que las estructuras de base actuales: !)no existen; 2) están controladas por las estructuras políticas superiores de forma condicionante o excluyente, o 3) se encuentran aisladas para trabajar. Las estructuras básicas necesitan trabajar no sólo unidas, sino también ordenadas horizontalmente sin permitir la intromisión de elementos demagógicos, populistas, carismáticos o alienantes.
"...Obviamente, grupos de gente pobre dirigidos por laicos pueden no engranar fácilmente con el sistema vertical de autoridad de la Iglesia católica. A las autoridades eclesiásticas les gusta ver a las comunidades de base simplemente como una subdivisión conveniente de la parroquia; en consecuencia, cada comunidad está bajo la autoridad del pastor, quien a su vez lo está bajo la del obispo. La comunidad de base es simplemente la última subdivisión de la Iglesia católica romana universal. En la práctica, tal concepto mantendría a las comunidades de base bajo el tutelaje permanente del clero. No obstante, las comunidades de base han mostrado una habilidad cada vez mayor para asumir responsabilidades y tomar iniciativas. Una serie de congresos nacionales llevados a cabo en Brasil ejemplifican esta tendencia. Asistieron al primer encuentro, en Vitória, Espírito Santo, en 1975, media docena de obispos, algunos expertos, más de veinte trabajadores pastorales y unos cuantos miembros de dichas comunidades. Unas cien personas acudieron al segundo de estos encuentros, también en Vitória, la mitad de ellos de las comunidades de base. Esta vez grupos rurales habían enviado cerca de cien informes que estudiaron los teólogos, científicos sociales, etc., y de los que sacaron conclusiones que turnaron a los grupos. Dos terceras partes de las doscientas personas que acudieron al tercer encuentro, en João Pessoa, al noreste de Brasil, en 1978, eran rurales, y se encargaron de organizar todo el encuentro. Según Leonardo Boff, los participantes estaban virtualmente unánimes en dos puntos: 1) el origen de la opresión que sufren es el sistema capitalista elitista y exclusivo, y 2) la gente resiste y es liberada hasta el punto en que se vuelve unida y crea una red de movimientos populares. En el Cuarto Congreso en Itaici, en el estado de São Paulo, en 1981 había trescientas personas representando a setenta y una diócesis, mientras que el quinto, en Canindé, Ceara, en el noreste asolado por las sequías, estuvo aún más en manos de los laicos pobres...".
Phillip Berryman
Teología de la Liberación. Los hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares
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