La Teléfonomóvilmanía

Sí, señoras y señores: porque sí es posible una palabra larga, complicada y con tres tildes incluidas (por favor que nadie llame a la policía de la RAE, soy inocente), voy a contar hoy mi experiencia con la dependencia de los celulares, teléfonos móviles o como reverendamente le quieran llamar al asunto con el que andan en el bolsillo.

Un fantasma recorre mi casa: el fantasma de la estupidez. Ayer metí la ropa a lavadora e incluí en ella mi teléfono celular y mis documentos. Afortunadamente, el celular no tuvo daños. Eso hace notar lo complicado que es un mundo sin este tipo de aparatos para alguien que está acostumbrado a hacerlo.



Busqué en internet sobre el tema y la respuesta -obvio-ya la tiene alguien más: según José Luis Dader, catedrático de Periodismo de la Universidad Complutense, la gente está tan idiotizada y se ha vuelto tan dependiente del teléfono móvil que incluso la ansiedad que genera el perderlo ha tomado el nombre de "nomofobia" (cuyo nombre origina del inglés "no-mobile-phone phobia"). Esta nueva patología se produce, según este experto, porque tenemos "la sensación de que siempre hay que responder de inmediato" cosa que -reconozcámoslo- siempre tendemos a hacer (si gusta, vea el artículo completo aquí).

El punto es: ¿desde cuándo el celular pasó de ser una herramienta admirable a un dispositivo de ansiedad?. Una vez, hace años, perdí mi teléfono móvil y entre ese momento y la aparición de un nuevo número, pasó casi un año. Estuvo bastante bien, claro que al principio todos estaban súper histéricos conmigo y pensaban que me había metido a una secta o que ya estaba construyendo un búnker para el fin del mundo o esas cosas, pero con el tiempo se acostumbraron. ¿Y saben qué mejoró en mí?. Un aspecto no menor, como es la puntualidad. Y es que si no tienes cómo avisar que vas a llegar tarde, pues no hay más remedio que llegar a tiempo si es que quieres seguir quedando bien con la persona con la que quedaste de estar (si no quieres quedar bien con ella, bueno, ahí ya da lo mismo).

Lo que quiero decir con esto es que hago un llamado. Damas y caballeros, niños y niñas del mundo: si quieren dejar de depender de su teléfono, háganlo sin remordimientos. Nadie va a explotar ni se va a abrir un universo paralelo. Sólo cúidense de ser puntuales y tengan a disposición un teléfono fijo o a una persona muy cercana con un teléfono para en caso de reales emergencias. Su vida mejorará mucho, se los prometo.

PS: sí tengo celular ahora, y es maravilloso. Por mí ojalá no se perdiera, pero que conste que eso no quita en nada lo beneficioso que es no tenerlo.

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