Generación nada
No sólo son jóvenes rebeldes sin causa. Son miles de personas de distintas edades que deambulan día tras día por entre la sociedad, con un discurso más que rupturista, casi revolucionario. Para ellos, hay dos opciones en la vida: sobrevivir o morir. El resto –la poesía, la cultura, el valor del pensamiento, el crepúsculo y las otras cosmovisiones- son cosas que se pueden ver en una feria costumbrista o en un museo. No creen realmente en valores como la solidaridad, el amor, la fe o la lealtad. Sólo dirán que creen en ellos para que no se les considere “extraños”. ¿compartir lo que les ha costado tanto ganar con su propio esfuerzo?, ellos, los sobrevivientes de un mundo que les niega todo, las pobres víctimas de un sistema que dicen odiar, pero que aceptan y adoran al punto que no pueden imaginarse en otro.