varios

I

Si, teniéndote, pierdo todo,
si por tu causa pierdo el mundo,
si por dedicarte una canción
pierdo el alma
y todo rastro de mí

Entonces, no lo pienso dos veces
y me entrego a ti por completo

Y si, haciendo resumen
(porque el tiempo es breve)
hubiese que cortar mis manos
para no leer mi destino en sus líneas
y si hubiese que sacar mi ojos
para no leer las inevitables leyes de la historia

Entonces, no lo pienso dos veces



Quítame, por favor
arráncame, arráncame la vida
que si algo me dejase para mí
no amaría yo en forma entera.


II

A veces, consternado,
miro el cielo gris de Santiago de Chile.

Sus aires, sus gentes
son infinitos puntos que se pierden en la atmósfera.

Más de una vez -entre todos ellos-
surges, como un rayo lejano que inunda mis ojos.

Entre estas gentes
tu luz ilumina y enternece este paisaje.

A veces pasan carros y carros del ejército
y a veces, gris, impone su criterio un típico soldado

es entonces cundo siento tu risa
y sigo creyendo en los "mañanas".

No falta la ocasión en que me asaltan
-como delincuentes- los recuerdos de tu cuerpo

y me quedo, como una víctima
meditando silencioso,
recordadndo que esta urbe no lo es todo,
no lo es todo.


III

Está soplando el viento, con dulzura.

Entre millones, sólo yo me alegro de sentirlo,
porque sólo yo sé -entre millones (¿ya lo dije?)-
que es el mismo que golpeó tus cabellos
allá lejos

Allá donde no existen estas angustias.

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