Traumas a flote...

Reconozco públicamente que tengo un horrible dolor de cabeza... lo que me transforma en una persona con pésimo sentido del humor y muy odiosa (más de lo normal...).

A veces miro el paisaje invernal y recuerdo etapas de mi niñez. Debe ser por la lenta pero persistente desertificación de esta zona del país. Hoy me dediqué a mirar por la ventana y ver cuán bello es todo esto que nos rodea. Suelo hacerlo, pero hoy le puse un poco más de ojo al asunto...



Sin embargo, mi vuelta a la niñez esta vez fue algo más amarga, ya que recordé una situación que, psicoanalizándome, puede llevar a mucho: recordé con gran odio a un profe que tve cuando llegué al colegio en 5to básico. Era el inspector y siempre me jodía por el mismo problema: en ese entonces, mi papá tuvo un accidente con el auto (se le cayó un árbol encima durante la noche, afortunadamente no había nadie dentro) y gran parte de ese año tuve que viajar de Valparaíso a Quillota en bus, por lo que me tenía que levantar a las 4:50 a.m. para tomar el primer bus que me llevara, que pasaba por el cerro a las 6:10 (aún me acuerdo de los horarios, imagínense, tenía 10 años...) y bueno, como nada es perfecto, el bendito bus llegaba a la ciudad a las 8-8:05 a.m. más o menos, por lo que OBVIAMENTE yo no tenía la culpa de llegar atrasado todos los días... y sin embargo, este personaje nunca me los perdonaba, siempre me marcaba el maldito timbre de atraso en la agenda y más de una vez me suspendió de clases por número de atrasos...

En fin, pasaron los años y olvidé ese acontecimiento por la sencilla razón de que crecí... hasta hace poco, que le empecé a tomar el peso a la situación... ¿saben? no le guardo bronca por lo que hizo en sí mismo, al final, timbres más, timbres menos, todos tenemos nuestra forma de ver las reglas y el trabajo, pero sí me encabrona mucho el saber que lo hizo con un niño de 10 años que no tenía la culpa y que era EVIDENTE de que no la tendría aunque quisiera...

En fin, si ese inspector de ese colegio llegase a ver esto algún día, sepa que es un infeliz desgraciado, abusón y que si me lo pillo en la calle, no voy a gastar saliva ni pupilas en él, gusano maldito... y que si puedo agradecerle algo en la vida, no fueron sus "valores" cristianos de los que él y muchos de sus colegas se jactaban, ni su "ejemplo", sino más bien el hecho de que me creara un trauma subconciente que hace que hoy odie profundamente las injustcias que se comenten en nombre de las normas contra inocentes que no tienen la culpa de no tener voz para modificarlas.

Gracias por ser como fuiste, idiota.

Comentarios

Unknown dijo…
Como no voy a querer escribir la biografía de tú vida, si esa manera que tienes de captar lo que ocurre en ella me llena de esperanza, de saber que existe gente que puede salvar el mundo, criando a seres pensantes.
usted entiende.

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