Crisis Judicial: ¿lucha de clases?


Nota previa: muchos de uds. saben que soy funcionario judicial. Estas son mis opiniones personales, por lo que mis opiniones no debiesen acarrearme problemas. No represento el pensamiento del Poder Judicial Chileno, ni de sus Funcionarios.



Cuando nuevos aires soplan en la sociedad, tal vez siempre uno de los últimos lugares donde llegan son los Poderes del Estado. Estructuras ocupadas por élites intelectuales, nos permiten ver al ser humano como es realmente: ágil, astuto, trepador, correcto, despreciable, abusivo, certero... y un largo etc.



De ellos, el Poder Judicial es el último reducto donde el Antiguo Régimen se deja ver con mayor claridad. Es un estamento que por su propia naturaleza es resistente a los principios democráticos básicos (no es electo directamente por el pueblo, ni a él le rinde cuentas). Se estructura en forma de pirámide, donde las instancias permiten tener una serie de privilegios y derechos que difícilmente son limitados (los límites los pone la ley, de forma débil y la supervisión de la casta superior).



Creo que analizar ahora los defectos y virtudes del sistema jurídico es meterse en harinas de otro costal. Quiero hablar de la nueva lucha interna, que promete ser tema interesante para un futuro análisis histórico-social.



El poder Judicial, además de dividirse en tribunales de mayor o menor jerarquía, divide a su personal en escalafones: Primario (ministros, jueces, secretarios), Secundario (Notarios, conservadores, receptores) y de Empleados. Pues bien, actualmente existe un requisito especial para los que quieran pertenecer al escalafón primario, ya que además de ser abogados, deben pasar por el reconocimiento de la Academia Judicial, que tras un curso de 6 meses, dice estar en condiciones de dejar a sus postulantes en condiciones de asumir cargos propios del escalafón.



Bueno, el tema es que todos sabemos que en seis meses no se aprende nada nuevo, que muchos de los egresados de la Academia reconocen (en secreto, claro) que no aprendieron nada de nada, que han aprendido mucho más con la práctica que encerrándose en ese lugar. Y, por supuesto, la práctica ha demostrado con creces estas afirmaciones (veamos los últimos casos conocidos en la prensa). Todos los que vivimos insertos en el mundo del derecho chileno sabemos que es muy frecuente (MUY frecuente) que detrás de un juez hay 1 ó 2 funcionarios que se dedican a sacarle las sentencias atrasadas, porque Sus Señorías ni dictar resoluciones saben hacer bien (y estoy siendo diplomático)... o que se dedican a exprimir a los funcionarios hasta que ya no dan más haciéndolos cumplir labores que no le corresponden, tratándolos cruelmente o con desprecio. En otras palabras, si este poder estatal fuese una sociedad, viviriamos en un verdadero estado autoritario.




No quiero ser injusto: ejemplos de honradez, lealtad a los subalternos, ética funcionaria y de sacrificio no escasean, al contrario... pero todo esto inserto en un sistema en que puedes ser un estúpido de marca mayor (y sigo siendo diplomático), pero en donde el certificado de la Academia da un poder muy grande (el viejo y conocido gallito entre la "autócritas" y la "potestas").



Pero aquí viene lo bueno: actualmente un porcentaje cada vez más grande de empleados ha decidido hacer una inversión con la que este sistema no contaba: estudiar Derecho y postular a cargos en el Escalafón Primario. El punto es el siguiente: si la Academia Judicial tan sólo otroga un certificado, sin aportar más que eso... ¿será necesario que los empleados-abogados necesiten pasar por ella para poder optar a cargos del Escalafón, si cuentan con la experiencia práctica?. Y ahí las opiniones se dividen y salen a la luz: por una parte, los abogados que tienen la academia (y el puesto de secretario, juez o ministro) piensan que los funcionarios somos una bolsa de corruptos, ignorantes, trepadores e incapaces de administrar justicia al nivel que corresponde. Por otro lado, los Funcionarios-Abogados (sólo falta la academia) piensan que los primeros son unos aparecidos, hijitos de su papá, apitutados, carentes absolutamente del manejo práctico de un tribunal.



Actualmente, el dilema está en boca de todos: situaciones a favor y en contra de ambas posturas se han dado y actualmente vemos una soterrada pero evidente lucha de clases por la conquista de posiciones en el campo de batalla del Poder Judicial. Actualmente existen magistrados que pertenecen a uno y otro bando, pero ese no es el punto. La justicia no puede presentar una imagen nueva siendo a la vez conformada por personas con un sistema antiguo de pensar. Todo sistema debe ser revisado, sobre todo si deja insatisfecho a un porcentaje amplio (y no por ello mayoritario) de la población. Nuestro sistema judicial actual, querámoslo o no, se basa en tribunales donde los funcionarios suelen ser jueces al mismo tiempo, ya que quienes tienen (indirectamente) el poder del pueblo para juzgar no lo están haciendo, o no lo están haciendo bien. Eso ha llevado, por ejemplo, a que ahora tengamos generaciones de funcionarios que no buscan más que tener la oportunidad de recibir lo que les corresoponde: un sueldo correspondiente a lo que hacen en la práctica.

Comentarios

Hola pato!! tanto tpo q no visitaba tu blog.. Y bueno, parece ser que esta "lucha de clases" se da en todo orden de cosas, simplemente como proyeccion de la necesidad de superioridad de un ser humano sobre otro... Quizas todo cambie, el dia que nos demos cuenta que las "clases" no son parte de un sistema cuantitativo, sino de uno cualitativo... donde las diferencias no dividan sino que enriquezcan el producto de la discusion...
En fin... esos procesos son lentos...
Saludos!!!
Ely
Anónimo dijo…
El poder judicial huele a naftalina... y de la peor.
Definitivamente le faltan unos jeans nuevos, zapatillas, y sacarse ese viejo saco verde muzgo. Sino preguntenle a Pablo Honorato.

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