Miniexilio III
(Música de fondo: 1a gymnopédie, Erik Satie. Lectura lenta)
http://www.soundclick.com/bands/songInfo.cfm?bandID=2620&songID=708829 (elegir versión hi-fi, minimizar ventana nueva y volver atrás )
Una tarde de otoño, fría, sin lluvia. Voy apretado como sardina en el metro. Dentro del vagón harán fácil unos... 30-35 grados, y yo más arropado no puedo estar. Todo el mundo con car'e culo. "Dios mío, ojalá lleguemos pronto". Magia: 1 estación antes de llegar, el tren se detiene 5 minutos. Una señora va llena de bolsas, pero nadie le da el asiento. Llego a salir disparado con la masa cuando me toca bajarme, a empujones. Es imposible usar las escaleras mecánicas, todo el mundo parece que anda tullido (o tal vez es la costumbre de andar apretados).
Una tarde de otoño... en que escuché tu voz detrás mío y se me subió la sangre a la cabeza en 2 tiempos. Debo haber producido en ese instante adrenalina como para un regimiento. Como en una cámara lenta, me doy vuelta y te busco entre la gente, como si me estuvieses esperando desde siempre en esa estación... así como yo siempre te espero, cada tarde de otoño desde que empecé a sumirme en esta rutina. Te busco, y voy sintiendo cómo, a cada segundo que pasa, se me van apagando las facciones de la cara, hasta darme cuenta de que tu voz no era más voz que la de mi mente, que te sigue llamando, como siempre.
El resto es sabido. Media vuelta... y seguir caminando, con el resto. No es la primera vez que me pasa. Supongo que no será la última... pero nunca podré acostumbrarme.
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Una tarde de otoño, fría, sin lluvia. Voy apretado como sardina en el metro. Dentro del vagón harán fácil unos... 30-35 grados, y yo más arropado no puedo estar. Todo el mundo con car'e culo. "Dios mío, ojalá lleguemos pronto". Magia: 1 estación antes de llegar, el tren se detiene 5 minutos. Una señora va llena de bolsas, pero nadie le da el asiento. Llego a salir disparado con la masa cuando me toca bajarme, a empujones. Es imposible usar las escaleras mecánicas, todo el mundo parece que anda tullido (o tal vez es la costumbre de andar apretados).
Una tarde de otoño... en que escuché tu voz detrás mío y se me subió la sangre a la cabeza en 2 tiempos. Debo haber producido en ese instante adrenalina como para un regimiento. Como en una cámara lenta, me doy vuelta y te busco entre la gente, como si me estuvieses esperando desde siempre en esa estación... así como yo siempre te espero, cada tarde de otoño desde que empecé a sumirme en esta rutina. Te busco, y voy sintiendo cómo, a cada segundo que pasa, se me van apagando las facciones de la cara, hasta darme cuenta de que tu voz no era más voz que la de mi mente, que te sigue llamando, como siempre.
El resto es sabido. Media vuelta... y seguir caminando, con el resto. No es la primera vez que me pasa. Supongo que no será la última... pero nunca podré acostumbrarme.
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